El gran innovador es el apio
El mejor caso de innovación presentado en #Reinvention2015 fue el del apio. Sí, lo has leído bien. Y es que durante la conferencia de Rodrigo Saá, salió a la luz este brillante ejemplo del proceso de innovación. Claro, desde una perspectiva ligeramente distinta a la que estamos acostumbrados.
Para entender esto, debemos empezar haciendo la pregunta: ¿cuál es el valor del apio? Y si nos damos cuenta, todo inicia con el vegetal que podemos encontrar en el mercado en alrededor de 40 centavos por cada 250 gramos y bueno hasta ahí, porque ¿cómo podemos innovar con algo tan elemental como una hortaliza?
No es tan difícil de imaginar si logramos comprender que la innovación consiste en algo tan sencillo como crearle un valor agregado a algo. Por lo tanto, el apio cambia de valor y su precio, por ende, también sube.
Como dijimos, comienza en el mercado pero si lo tomamos, empaquetamos y colocamos en la percha de un supermercado, su precio se incrementa y ya no costará 40 centavos. Ahora pensemos qué pasaría si además ofrecemos la opción de comprarlo por Internet y con una marca: “Super Apio”, el valor subirá aún más. Pero esto no se detiene ahí, el formato de la presentación también agrega valor y si cortas ese apio en forma de bastones, corazones o cualquier otra que llame la atención del consumidor, entonces tienes nuevamente una innovación que te permitirá incrementar el precio de tu producto.
Pero tenemos que hacer un alto para analizar que las innovaciones no consisten solamente en generar un número ilimitado de cambios de presentación o forma a un producto. Se tiene que pensar con detalle si existe un segmento que este dispuesto a comprar esta innovación porque encuentra un uso práctico para ella. La innovación requiere de mucho pragmatismo.
Y así podemos comenzar a imaginar un sinfín de cosas que le dan valor agregado y una mayor utilidad, solo piensa en lo que podrías lograr si agregas a ese empaque que se vende en un supermercado y online con la marca “Super Apio” y cortado en forma de bastoncitos, un aderezo para comerlo. Todas estas innovaciones existen porque también existen las personas que la consumen como un snack y que encuentran «increíble» tener su apio listo para come con su aderezo favorito.
En toda industria se puede agregar valor y eso es innovación; pasar de un valor menor a uno mayor. Sin importar cuán insignificante te pueda parecer, porque no hay que ser jueces de los consumidores, hay que tener apertura para entender por qué compran lo que compran.
Así que: un, dos, tres… ¡a innovar! Y a comer mucho apio. Buen provecho.