Chindōgu: el arte de inventar cada día

 Chindōgu: el arte de inventar cada día

¿Cuántas veces nos hemos encontrado con este tipo de imágenes en Internet y pensamos que son parte de alguna película de ciencia ficción o una simple broma? Estos artículos, a priori absurdos, forman parte de una filosofía que combina diversión, excentricidad y sobre todo, ridícula invención que al final termina siendo prototyping. Creada por Kenji Kawakami en los ’80s, chindōgu es el arte de inventar cada día una excéntrica herramienta que resuelva problemas específicos del día a día como punto inicial para la innovación.

Pero antes de que todos nos animemos a crear uno, hay 10 principios que debemos conocer:

Número uno

No puede ser para verdadero uso

Es fundamental para que se respete el espíritu de aquello que afirma ser chindōgu que, desde un punto de vista práctico, sea (casi) completamente inservible. Si se inventa algo que resulta ser tan práctico que termina usándose todo el tiempo, se ha fallado en hacer un chindōgu.

Número dos

Debe existir

No está bien usarlo, pero debe ser real, debe ser posible sostenerlo con la mano y pensar: «Realmente puedo imaginar usar algo así». Antes de ser inútil, el chindōgu debe ser.

Número tres

Espíritu de anarquía

Chindōgu son objetos artificiales que se han liberado de las cadenas de la practicidad. Representan la libertad de pensamiento y de acción: la libertad de desafiar el dominio histórico sofocante de practicidad conservadora; la libertad de ser (casi) nada.

Número cuatro

Son herramientas para el día a día 

Son una forma de comunicación no verbal comprensible para todos, en todas partes. Invenciones especializadas o técnicas no cuentan.

Número cinco

No están a la venta 

No son commodities transaccionales. Si se acepta dinero por ellos, se renuncia a su pureza.


Número seis

El humor no debe ser la única razón para crearlo

La creación de un chindōgu es fundamentalmente una actividad para solucionar problemas. El humor es simplemente el subproducto de la búsqueda de una solución elaborada o poco convencional para un problema.

Número siete

No es propaganda

Los artículos son inocentes, no deben ser creados como una plataforma para manifestar ironía o crítica hacia la humanidad.

Número ocho

No son tabú

El chindōgu debe adherirse a los estándares básicos de la sociedad.

Número nueve

No pueden patentarse

Son ofrendas al resto del mundo, no son, por tanto, ideas con derechos de autor; deben ser de libre disposición de todos.

Número diez

Sin prejuicios 

Chindōgu no debe favorecer a una raza o una religión sobre otra. Jóvenes y viejos, hombres y mujeres, ricos y pobres, todos deben tener la oportunidad de disfrutar libre e igualitariamente de todos y cada chindōgu.

¿Quieres resolver un problema replanteando un producto existente? Mira a tu alrededor y crea un chindōgu.

Ginger Moreno Peña

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