No sólo de ideas vive la innovación
Hay que admitirlo: la mayoría de las empresas que se lanzan a innovar no están satisfechas. Las ideas que generan son de poco impacto y muy pocas se terminan ejecutando. En el peor de los casos, la Gerencia General se desanima del programa de innovación y deja de apoyarlo.
La raíz del problema está en pensar que un concurso masivo o un taller de creatividad son suficientes para innovar, cuando en la práctica producen ideas incrementales o más de lo mismo. Las campañas de comunicación para transformar la cultura tienden a ser percibidas por el personal como “el sabor del mes”. ¿Le resulta familiar este escenario?
Nosotros decimos BASTA.
Basta de engañar a las empresas haciéndoles creer que se puede disparar la innovación a punta de esfuerzos aislados, carentes de foco y objetivos claros. La experiencia nos ha demostrado que si se desean alcanzar resultados que realmente impacten el desempeño del negocio, hay que empezar por desarrollar una estrategia de innovación. No hay de otra. Sin ella, es muy probable que la calidad e impacto de las ideas siga siendo bajo o, peor aún, ni siquiera lleguen a implementarse.
Una estrategia robusta de innovación sirve de guía para todos los esfuerzos de la organización, y contesta preguntas básicas de cuánto, cómo y dónde necesito innovar.
Siguiendo ese orden de ideas, recomendamos los siguientes pasos básicos para comenzar a darle forma a la estrategia:
- Definir una meta ambiciosa de innovación: Si una empresa aspira a innovar, lo primero que tiene que hacer es definir muy concretamente una meta de las utilidades que desea producir a través de la innovación, ya sea a través del aumento de ventas, la reducción de costos o ambas. Como regla general, se recomienda que una empresa apunte a que un 10% a 15% de sus ventas provenga de innovaciones lanzadas los últimos 3 años. Esta meta se convertirá en la métrica o indicador que la empresa utilizará para medir el éxito de su estrategia de innovación.
- Identificar sus oportunidades de innovación: La empresa también debe definir cómo va alcanzar su meta de innovación; esto implica definir el tipo de innovaciones que va a buscar y el nivel de innovaciones que desea realizar. El tipo de innovación se refiere a si va a innovar en nuevos productos, nuevos servicios, nuevos segmentos de mercados, en procesos, en alianzas estratégicas o nuevos modelos de negocios. El nivel de innovación, por su parte, especifica a si para lograr la meta se requiere de innovaciónincremental, radical o transformacional. Hay empresas que deciden concentrarse en innovar en su negocio base (core business) para hacerlo crecer o protegerlo, mientras que otras necesitan salirse a buscar nuevas oportunidades en adyacencias o nuevos mercados cuando su negocio principal ya dejó de crecer.
- Generar victorias rápidas: Una vez que la empresa ha definido dónde va a enfocar su innovación (focos de innovación) debe integrar equipos multidisciplinarios que ejecuten proyectos de innovación utilizando las metodologías que están disponibles para innovar. Cada proyecto deberá presentar un caso de negocios a la Alta Gerencia que resuma las inversiones que se deben hacer para desarrollar la innovación y los retornos esperados. Se recomienda que una empresa invierta al menos entre un 2% a 3% de sus ventas en proyectos de innovación, para poder mantenerse relevante en el mercado, satisfacer mejor las necesidades de sus clientes y adelantarse a su competencia.
Desde luego, todo lo anterior debe ir acompañado de un trabajo fuerte a nivel de estructura, cultura y procesos, para garantizar que se designarán los recursos necesarios en términos de presupuesto, tiempo y talento, para hacer de la innovación algo transversal a la organización que genere un verdadero impacto en las utilidades.