Una tendencia gastronómica que rueda en el país

 Una tendencia gastronómica que rueda en el país

Los food trucks se han tomado la escena gastronómica de muchas ciudades alrededor del mundo. Este año, la tendencia entró con fuerza en Ecuador.

Aunque la historia de este tipo de negocios se remonta a siglos atrás, el modelo ha ido evolucionando y fue en 2006 que se acuñó el término de food trucks.

Varios sitios especializados en el tema, como Mobile Cuisine, cuentan que fue en 2008 que apareció el primer camión de este tipo en EE.UU., en la ciudad de Los Ángeles (California). Desde entonces, han ido ganando mercado en el país, llegando luego a diversos puntos de Latinoamérica, donde Trendwatching los cataloga como una tendencia.

Según el estudio Cultural Connections: Latin America, de Edelman, los food trucks han ganado una fuerte presencia en Colombia y Brasil este año. Ahora, la tendencia llegó a Ecuador.

¿A qué se debe su popularidad? Se trata de un concepto fresco, sencillo, ecléctico y además, económico. Según el Harvard Business Review, otros factores que contribuyen son: la oferta variada que casi siempre tienen, así como los estilos que fusionan. Además, son algo novedoso que llama la atención de los consumidores, quienes buscan constantemente cosas nuevas.

En Ecuador, la primera ciudad en la que aterrizaron los food trucks fue Quito. Al inicio, su llegada causó problemas. El hecho de que no existan reglas claras para ellos, por tratarse de un concepto nuevo, puso limitaciones. Pero al final, la articulación y conversación entre los sectores público y privado, logró un acuerdo. La tendencia logró acomodarse en la capital, en espacios designados para estos negocios, donde no alteran el orden. Así, aparecieron iniciativas como La Platea, la primera plaza de food trucks del país.

En Guayaquil, la tendencia es aún lenta, limitada principalmente por la normativa. Si bien Cinascar empezó a comercializar vehículos pensados para estos emprendimientos, la Autoridad de Tránsito Municipal lanzó una advertencia.

Mientras tanto, son cada vez más los negocios que se unen a la ola de los food trucks, no sólo en la comercialización de los autos, sino también en servicios. Por ejemplo, la agencia Orange Button ofrece desde asesoría en marketing, hasta la construcción de los equipos.

Aún no está claro qué pasará para que la tendencia siga adelante en Guayaquil, pero las reacciones de los usuarios en redes sociales dejan claro que los consumidores apoyan la iniciativa.

La acogida es innegable y es una oportunidad para que las marcas ofrezcan renovadas alternativas a sus audiencias, para que aparezcan nuevas marcas en el mercado y para aprender lecciones sobre las necesidades de los consumidores.

Thalie Ponce

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