Robots: ¿son el futuro de las compras en Ecuador?
Desde el inicio de los tiempos hay algo que se mantiene constante: la necesidad de alimentarnos. Esta necesidad es tan básica para nuestra supervivencia que en todo este tiempo no ha cambiado prácticamente en nada y probablemente nunca lo hará. Lo que sí se transformará será la forma en la que los consumidores obtienen sus compras domésticas.
Viendo estos números y entendiendo lo repetitivo que es el proceso de realizar las compras, no es sorprendente pensar que algo pueda cambiar. En mercados como el de Estados Unidos ya existen startups que llevan los alimentos a las casas de los usuarios. ¡Buenas noticias para quienes preferirían no tener que hacerlas (sin morir de hambre)! Sin embargo estos servicios también tienen su lado negativo para el consumidor: no controlan cuándo reciben su comida, usualmente tienen pedidos mínimos, etc. Esto quiere decir que no porque se te antoje un helado, puedes recibirlo inmediatamente.
El futuro de las compras domésticas
¿Qué pasaría si el consumidor pudiera recibir sus compras en menos de dos minutos sin salir de su hogar? ¿O si quisieran probar una cerveza negra de la misma marca que produce la rubia que se acaba de tomar? ¿O si se le ocurre preparar canguil para acompañar la película que acaba de poner? ¿Qué pasaría si tocar un solo botón o hablar con Siri o Alexa fuera suficiente para lograrlo?
A medida que los robots se vuelven menos costosos, más eficientes y más confiables, los retailers de productos de consumo podrían beneficiarse. Estos necesitarían bodegas y heladeras para almacenar productos en ciudadelas o condominios, por ejemplo. Junto a métodos de pago RFID, estos bot-marts podrían llevar los ítems de un lugar a otro sin problema alguno. Es más, con algoritmos que aprenden del usuario, se podría optimizar inventarios y satisfacer la demanda de todos los residentes de manera sencilla.
La mayoría de personas no cambian sus hábitos de consumo demasiado frecuentemente. Y ya que existen softwares capaces de trackear demanda específica de ciertos ítems, estos micro-marts podrían anticiparse, recibir órdenes automatizadas y eliminar el desperdicio. Esto quiere decir que el consumidor podría tener su refrigeradora y alacena siempre lista, con todo lo que necesita, sin pisar una tienda o supermercado.
Es posible, pero ¿es factible?
El mayor costo para las empresas estaría en implementar y mantener stockeados estas bodegas externas. Sin embargo, se podría ofrecer el servicio bajo suscripción. Es más, en zonas donde viven personas de mayor nivel socioecónomico el precio podría ser más alto, pues sería un servicio más valorado.
Inicialmente esta opción sería rentable únicamente en lugares donde hay múltiples hogares (como ciudadelas o condominios). Pero, con el tiempo, podría llegar a todos lados. Los driverless cars, por ejemplo, podrían cambiar la forma en la que se reparten los productos. Y, eventualmente, sería más económico para el consumidor (y para la empresa) que este no vaya al punto de venta.
Siempre hay startups encontrando nuevas aplicaciones rentables. Sin embargo, nuestras empresas tienen el músculo necesario para tomar estas ideas y aplicarlas más eficientemente. Es importante no dejar pasar estas oportunidades. Los consumidores siempre van a buscar la forma más fácil de conseguir lo que quieren, cuando quieren, donde quieren. Y si nuestra empresa puede hacerlo posible, todos ganamos.