El minimalismo como estilo de vida te invita a valorar lo que decides conservar y aprender a soltar lo que no.

El minimalismo como estilo de vida

 El minimalismo como estilo de vida

La primera vez que escuché hablar sobre el minimalismo como estilo de vida, ya era bastante tarde. Para entonces, me había cambiado a un departamento propio y sentía esa “necesidad” de querer llenar todo espacio de cosas. Cosas que, finalmente, me dejaron con una satisfacción engañosa de “tener lo que necesitaba”. Creía que mientras más poseía, era mejor.

Años después y sin ningún plan posterior, decidí que “tenía mucho” y que era hora de despojarme de cosas. Coincidentemente, llegué al documental “Minimalism” de Fields Millburn y Ryan Nicodemus, luego a su libro y podcast respectivamente. Su filosofía es simple: Soltar aquellas cosas que tenemos y que no usamos o no nos da ningún valor para darle ese espacio a cosas que realmente importan que, irónicamente, no eran materiales.

 

Minimalismo como estilo de vida

La iniciación en este proceso era no tan simple. Por 30 días había que despojarse de ítems de tu casa: Día 1, una cosa; día 2, dos y así hasta llegar a los 30 días. Si lo completabas, al final de los 30 días debías haberte librado de 465 ítems (vendidos o donados a alguien que lo necesite).

Por más descabellada la idea de librarte de tantas cosas materiales, el resultado era satisfactorio: habías hecho espacio en tu vida para tener menos que limpiar/guardar/preocuparte, a darle más valor a lo que habías conservado y, además, tener tiempo para ocuparlo en otras cosas importantes.

Un estilo de vida minimalista está enfocado en eliminar todo aquello que no aporta, en evitar lo innecesario y todo aquello que te genera algún tipo de estrés físico / emocional o un desgaste improductivo de energía. Los minimalistas poseen cosas que importan, cosas que tienen un valor mucho más alto que simplemente ocupar espacio en el estante. Además, el minimalismo se caracteriza por la intencionalidad (comprar por necesidad, no por deseo) y por deshacerse de todas las posibles distracciones.

Aquí algunos ejemplos de cómo llevar el minimalismo a tu vida diaria.

  • En tu closet: Deja solo lo que te gusta y realmente usas (vender o donar el resto). Así reduces el tiempo en decidir qué ponerte y solo te quedas con lo que te da felicidad.
  • En tu vida social: Frecuentar menos a las personas problemáticas o conflictivas para rodearte de los que generan una reacción positiva en tu vida ¿Acaso no te desgasta esa persona que solo se vive quejando?
  • En tu vida digital: Desactivando notificaciones de aplicaciones que te consumen tiempo para enfocarte en las que te aporten en el ámbito profesional /personal. ¿Cuántas veces has dejado de escuchar a alguien por revisar una notificación?
  • En el trabajo: Eliminar reuniones que pudieron ser un email, priorizar lo necesario de lo urgente (que no siempre es necesario).
  • En tu vida diaria: Eliminar hábitos que te consumen tiempo o que no te aportan algo positivo.
  • En tu casa: Eres producto de tu entorno. Menos cosas en casa creará ese ambiente de paz y claridad mental que necesitas. Menos distracciones, mejores ideas. No por gusto disfrutamos de ir a la playa

 Tip: Pon en una caja las cosas que no estás seguro de poder despegarte. Si en 6 meses no has utilizado nada de esa caja, no lo necesitas.

El propósito del minimalismo no se centra en tener menos-menos-menos cada día sino en dar espacio a más tiempo, más experiencias, más satisfacción. A valorar lo que decides conservar y aprender a soltar lo que no. La vida cobra más sentido con menos distracciones.

 

 

Andrés Garay

Publicista

@andresgaraym (Instagram/Twitter)

Redacción Insights

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