Design Thinking necesita pensar más grande
Design Thinking es una de las ideas más importantes del siglo XXI. El impacto de la metodología en el diseño de productos, en la resolución de problemas organizacionales y en cómo vivimos nuestras vidas cotidianas ha sido profundo. Su influencia se ha ampliado mucho más allá de los círculos empresariales y de diseño. Pero han pasado 15 años -una generación- desde que David Kelley tuvo su epifanía y dejó de llamar a lo que hacían en Ideo como «diseño» y comenzó a denominarlo como «Design Thinking».
Muchas cosas han cambiado
Cada día generamos 2,500,000 Terabytes de datos –desde posts en Internet hasta actividad de teléfonos móviles, sensores de Internet-Of-Things, transacciones de compra y más. Es muchísima data, pero lo interesantes es que más del 90% de su existencia se creó en los últimos dos años.
No sólo el mundo es infinitamente más complejo, también está profundamente más conectado. Vivimos en un sistema global masivamente complejo e interconectado. Y es cada vez más imposible tomar decisiones sin tener en cuenta cómo afectan y son, a su vez, afectadas por todas las piezas móviles de esta máquina orgánica.
Es por esto que Design Thinking, que enfatiza la solución de problemas de manera holística, necesita mirar un todo más grande. Es decir, incorporar el pensamiento sistémico.
¿Qué es pensamiento sistémico?
El pensamiento sistémico no es nuevo, aunque puede ser desconocido para muchos. Es un modo de análisis que tiene nueva relevancia para el mundo de Big Data en el que vivimos. Este proceso ve componentes interdependientes como un conjunto de relaciones y consecuencias que son al menos tan importantes como los componentes individuales. Enfatiza las propiedades emergentes del todo que no surgen directamente, ni son predecibles, de las propiedades de las partes.
El modelo del Iceberg
El modelo del Iceberg es una manera útil de explicar las preocupaciones que impulsan al pensamiento sistémico. Los “eventos” son incidentes que nos encontramos en el día a día. Los “patrones” son los hábitos acumulados que resultan de la repetida y desconsiderada reacción a los “eventos”. Las “estructuras sistémicas” determinan cómo se organiza esta información y responden a los “patrones” y “acontecimientos” a los que nos enfrentamos. Los “modelos mentales” son los supuestos que tenemos sobre cómo funciona el mundo; dan origen a las “estructuras sistémicas”.
Sobre todo vivimos en el nivel de los “eventos”, porque es más fácil notarlos que discernir “patrones” ocultos y “estructuras sistémicas”. Es allí, en la punta del iceberg, donde gastamos la mayor parte de nuestras energías y atención. Tomamos acciones sin entender el impacto de esas acciones en el sistema. Y esto está empeorando la situación.
Es importante, entonces, reconocer lo que está sucediendo. Debemos identificar los patrones detrás de cada evento para revelar la estructura completa (y dónde estamos fallando). En resumen, necesitamos saber no sólo qué pasó y cuándo, sino cómo y por qué.
Entendiendo el pensamiento sistémico
Hay dos conceptos clave para entender el pensamiento sistémico. El primero es la emergencia. Lo que define un sistema es que los componentes están interconectados e interdependientes. Su interconexión crea bucles de retroalimentación, que cambian el comportamiento del todo. Así, surgen propiedades que existen sólo en el sistema y no en sus componentes individuales.
El segundo, es el punto de apalancamiento. En lugar de intentar diseñar una solución completamente nueva y perfecta, a menudo es mejor encontrar áreas en las que un cambio incremental llevará a una renovación significativa en el sistema. Un impulso pequeño que genera un efecto más grande.
Habiendo explicado todo esto, no siempre es posible (en el mundo real) modelar sistemas muy complejos que conduzcan a buenas estrategias de diseño y resultados. El pensamiento sistémico es nuevo y quizás un poco desagradable. Pero cuando sea apropiado, la aplicación de una mentalidad de sistemas será una herramienta poderosa para circunnavegar los problemas de esta era.